Lugar: Convento de Santa Teresa y San José.        

La espiritualidad es la gran ausente en el mundo de hoy. El constante proceso de materialismo, que se extiende en la sociedad, tiene una de sus causas en el exceso de ruido social, pleno de cantos de sirena, que atraen la mente de muchos, en una sociedad superficialmente satisfecha, en la que la información y el ocio se han convertido en el alimento esencial que, vorazmente, sirve de sustento para los principios, en los que se mueve nuestro mundo. Este alimento, lejos de cultivar el espacio interior, está alejando a las personas, no sólo de las iglesias, sino también de cualquier elemento espiritual, que sirva de referencia para una búsqueda sincera y eficaz de la verdad-ambiente, que nos habita. En resumen, nuestra mente está atrapada en el inmenso ruido exterior que, bajo mil disfraces poderosamente atrayentes, ha terminado por crear una “externalización” de nuestra consciencia, probablemente como en ninguna otra época de la historia. En este contexto, las redes sociales son la mayor expresión de la necesidad, que existe, de buscar una identidad y llenar el vacío interior y la soledad, acaso mediante un reconocimiento, por parte de los demás, de la imagen con la que queremos proyectarnos, a menudo fingida. En un futuro cercano, es posible que la Inteligencia Artificial lleve a cabo la tarea final, eliminando el discernimiento mediante una robotización del comportamiento humano.

Bajo este eco constante, las llamadas a la oración y los caminos tradicionales de la búsqueda interior de la fuente, son sofocados o deben competir en el mismo terreno que cualquier otro mensaje, siendo consumido habitualmente en ambientes de sincretismo o iniciativas de la Nueva Era, que ofrecen recetas sencillas en las que un verdadero buscador no halla el tesoro oculto en su campo, yendo a buscar de lugar en lugar un atisbo del auténtico sentido de la vida, que, al parecer, ya no lo puede encontrar en ninguna parte.

En este contexto, la espiritualidad tradicional cristiana, como también la de muchas otras vías del conocimiento interior, han ofrecido a los seres humanos de toda época y lugar respuestas a su sufrimiento y al sentido de la existencia, proporcionando a la humanidad grandes almas que han recorrido un camino interior y que son auténticos guías, que desde sus enseñanzas nos invitan a recorrerlo en nuestro tiempo y lugar.

En resumen, este encuentro en forma de recital, pretende ser voz que resuene, buscando y trayendo a este espacio no sólo a cristianos, también a cualquier persona, creyente o no creyente, que a través de la poesía y de la música halle un eco de aquello que, sin saberlo, su corazón anhela.

Bajo esta óptica, no se trata de un recital basado en música sacra tradicional, ni en canciones religiosas, sino que intenta transmitir un mensaje en un lenguaje común a toda la humanidad, algo que sobrepase dogmas, para llegar al corazón del ser humano. Para ello, este recital está concebido bajo un modelo ecuménico e interreligioso, en el que predomina un mensaje universal, con el que todos los asistentes se sientan identificados, más allá del hecho de ser cristianos, judíos, budistas, hinduístas, musulmanes, baha´is, agnósticos, ateos o simplemente personas en búsqueda de sentido y abiertas a la espiritualidad.